El Odontopediatra es el dentista
que se dedica al cuidado de la salud dental de los infantes, niños y
adolescentes y a aquellos con necesidades especiales. Cabe mencionar
que el odontopediatra ha tenido dos años más de instrucción
especializada a diferencia de un dentista de práctica general sin
especialidad. El odontopediatra tiene un entrenamiento especial para
tratar diferentes comportamientos de los niños durante sus visitas
al dentista, así como guiar el crecimiento y desarrollo de los
dientes.
De acuerdo a la Academia
Americana de Odontología Pediatrica(AAPD), la primera visita dental
se recomienda al año de edad. Usted puede hacer de esta primera
visita al dentista una experiencia positiva y placentera. Le puede
explicar a su hijo que el dentista contará y limpiará sus dientes.
Evite palabras como inyección, jeringa, dolor, ya que esto podría
ocasionar angustias en los niños. Los odontopediatras utilizan
un lenguaje no intimidatorio, adecuado a la edad del paciente.
CÉLULAS MADRE
DE LOS DIENTES PRIMARIOS O “DE LECHE”
Las células madre son
las “células maestras” de nuestro organismo. Son aquellas células
que pueden dividirse y transformarse en determinados tipos de
células especializadas y en condiciones controladas pueden
reproducirse en órganos y tejidos, además de que pueden reparar el
sistema inmunológico.
En 2003, el Dr. Songtao
Shi, investigador del National Institute of Health (NIH), descubrió
células madre en los dientes primarios o de leche. El Dr. Shi pudo
aislar y reproducir estas poderosas células y preservarlas en caso
de ser requeridas posteriormente.
Los dientes de leche de
los niños son una fuente abundante de células madre que se pueden
preservar para el futuro. La medicina continúa avanzando rápidamente
y la terapia con estas células es utilizada e investigada en el
mundo entero para tratar diversas condiciones y enfermedades como:
Parkinson, Alzheimer, algunos tipos de cáncer, lesiones hepáticas,
diabetes, enfermedades cardiacas e infartos, producción de nuevas
córneas, entre otras.
El Dr. Eduardo Ovadia,
siempre a la vanguardia en conocimientos y técnicas relevantes a la
odontopediatría, puede orientarte sobre la forma en que podrías
preservar las células madre de los dientes de tus hijos.
Es de suma importancia mantener
la salud de los dientes primarios. La caries dental sin atender
puede y con frecuencia afecta a los dientes permanentes en
desarrollo. Los dientes primarios o de leche son importantes por
diversas razones:
Para poder comer y masticar
Guardan el espacio para los dientes
permanentes que se están formando debajo de éstos y los guían
para que puedan salir adecuadamente
Permiten el desarrollo normal de músculos así
como de los maxilares
Los dientes primarios también
sirven para el correcto pronunciamiento de las palabras, y
también son importantes para una apariencia estética adecuada.
Mientras los cuatro dientes frontales duran entre 6-7 años de
edad, los dientes posteriores (muelas) duran entre 10-13 años de
edad.
El uso de chupones es un tema tan
controversial como hablar de política o religión. Existen autores
que basados en estudios científicos, promueven y recomiendan su uso,
así como otros que lo rechazan e inclusive lo satanizan. Trataré, en
esta sección, de
ser totalmente imparcial y de dar mis recomendaciones basadas en
veinte años de ejercer como odontopediatra, así como de haber
realizado una investigación seria en
la literatura médica, dental y de psicología clínica.
Por lo que concierne al uso del chupón en relación a los problemas
que pudiera ocasionar en la boca, llegamos a la siguientes
conclusiones:
Es preferible el uso del chupón
a chuparse el dedo.
Los niños que utilizan chupón,
rara vez adquieren el hábito de chuparse el dedo.
Los chupones pueden causar
deformación en los dientes y boca de los niños. Generalmente, esta
deformación es mucho menor que la ocurrida por
chuparse el dedo.
Recomiendo el uso del chupón
por periodos no prolongados de tiempo, así como eliminarlo cuando
el niño cumpla los dos años de edad como máximo.
Existen chupones de ciertas
marcas comerciales (Nuk, Gerber), de los llamados ortodóncicos,
que son mejores que otros, ya que tienden a deformar mucho menos
la cavidad oral.
Por lo mencionado anteriormente,
nos queda muy claro que el uso del chupón es preferible al hábito de
chuparse el dedo. Es importante mencionar que el chupón nunca deberá
de sumergirse o embeberse en miel o piloncillo, ya que esto puede
ser motivo de
ocasionar lesiones cariosas en los dientes del bebé o niño pequeño,
similares a las ocasionadas cuando dormimos a un bebé con una
botella con leche o jugos durante la noche.
En la literatura médica concerniente a los chupones puedo mencionar
las siguientes conclusiones:
Si la mamá piensa en amamantar
al bebé, entonces es recomendable NO DARLE CHUPÓN. Algunos
estudios demostraron que los bebés que usan chupón y también
fueron amamantados tuvieron periodos más cortos de amamantamiento.
Algunos estudios demostraron la
relación que existe entre los chupones y los episodios de otitis
media aguda (infección de oídos). Mi recomendación es que si tu
bebé presenta episodios frecuentes de otitis media aguda, le
suspendas el uso del chupón.
Recomendaciones generales:
Compra un chupón de marca
comercial reconocida (Nuk, Gerber), ya que su diseño, material y
construcción, se ajustan a las normas más estrictas que requiere
la United States Consumer Product Safety Commission (USCPSC).
Nunca amarres el chupón con un
cordón al cuello del niño, ya que se han reportado innumerables
casos de estrangulamiento.
Se deben de tener varios juegos
de chupones para poderlos limpiar adecuadamente durante el día.
Limita el uso del chupón en los
periodos en los que tu bebé realmente lo necesite. No lo uses
indiscriminadamente.
El Dr. Eduardo Ovadia es
odontopediatra graduado de la Universidad del Sur de California, así
como del Children's Hospital of Los Angeles, diplomado por el
Consejo Norteamericano de Odontología Infantil, Fellow de la
American Academy of Pediatric Dentistry, dedicado desde hace más de
veinte años a la práctica privada en odontopediatría en la ciudad de
México. Tiene una página web titulada
www.sincaries.com y sus
teléfonos son: 5589-7539, 5589-8242 y 5294-0873.
Las radiografías dentales son
de vital importancia para poder dar un diagnóstico preciso y
adecuado. Sin ellas, muchas condiciones pasarían inadvertidas.
Las radiografías nos sirven para detectar caries ocultas, checar
dientes en desarrollo, diagnosticar lesiones óseas, evaluar
traumatismos dentarios, o bien planear tratamientos ortodóncicos.
Si los problemas dentales son detectados y tratados
tempranamente, esto resultará en un tratamiento más confortable
y placentero para su hijo/a y mucho menos costoso para usted. La
Academia Americana de Odontología Pediatrica recomienda
radiografías dentales y exámenes orales cada seis meses para
pacientes con alto riesgo de caries. En promedio, la mayoría de
los odontopediatras, toman radiografías una vez al año. Los
odontopediatras son particularmente cautelosos en minimizar la
exposición de sus pacientes a los rayos X. Con los equipos
modernos y las medidas preventivas, la cantidad de radiación
obtenida durante una toma de radiografías es extremadamente baja.
Cabe mencionar que durante la toma de radiografías, su hijo/a
será protegido con un chaleco de plomo para minimizar aún
todavía más la radiación.
El cepillado de los dientes
debe de empezar tan pronto como salga el primer diente. Una
pequeña cantidad de pasta dental del tamaño de una lenteja puede
utilizarse a partir de los dos años de edad. Hay que vigilar que
el pequeño no se trague la pasta dental. Es importante que los
padres supervisen el cepillado dental hasta los siete años
aproximadamente. El odontopediatra le puede orientar si su hijo/a
tiene la destreza motora aduecuada para poderse cepillar por sí
mismo. Un correcto cepillado dental remueve la placa bacteriana de
las superficies dentales. Al enseñar a sus hijos a cepillarse,
coloque el cepillo a 45 grados y comience a cepillar desde la
parte posterior inferior colocando el cepillo donde empieza la
encía y cepillando alrededor haciendo un ligero masaje circular.
Se repite este proceso adentro y afuera también en la parte
superior. Para terminar, debe cepillar también la lengua para
refrescar el aliento y eliminar bacterias. El hilo dental remueve
la placa bacteriana de entre los dientes donde el cepillo no puede
llegar. El hilo dental debe de utilizarse cuando los dientes se
encuentran en contacto directo. Usted debe de hacer uso del hilo
dental para con sus hijos hasta que tengan la destreza para
hacerlo por su cuenta. Use un pedazo de hilo dental largo (aprox.
30 cm.) enrollando las dos puntas en ambos dedos de en medio de
cada mano y sujetándolo entre los pulgares y dedos índice.
Introduzca el hilo entre cada diente moviendo hacia adelante y
atrás suavemente y sacarlo.
Los buenos habitos alimenticios
promueven la buena salud dental.Como el resto de nuestro cuerpo,
los dientes,huesos, y tejidos blandos de la boca necesitan una
dieta balanceada. Los menores deben de comer una variedad de
alimentos de los 5 grupos de comida. La mayoria de las golosinas
que comen los menores promueven el desarrollo de la caries dental.
Entre mas frecuente sea el consumo de estas golosinas mayores
probabilidades tendra su hijo (a) de desarrollar caries dental. La
consistencia de las golosinas es otro factor a considerar. Entre
mas pegajoso sea un dulce o caramelo mas perjudicial es para los
dientes. Es conveniente que en vez de golosinas, los menores
consuman verduras , quesos y frutas que son mejores y mucho mas
saludables.
Una higiene oral adecuada remueve las bacterias
y los restos alimenticios que son causantes de la caries dental.
Para los infantes, utilice una gasa humedecida, o bien, un trapo
limpio para remover la placa bacteriana de los dientes y encías.
Evite acostar a su bebé con una botella que contenga leche, jugos,
o cualquier líquido endulzado incluyendo el té (véase boca
de biberón para más información). Para niños mayores, cepíllele
sus dientes 2-3 veces al día. Vigile los alimentos que come entre
comidas, especialmente aquellos que contienen azúcar. La Academia
Americana de Odontología Pediátrica, recomienda visitas al
odontopediatra cada seis meses, empezando a partir del año de edad.
Las visitas periódicas le garantizarán a su hijo/a unos dientes
bellos y sanos para toda su vida. Su odontopediatra también le
podrá recomendar los selladores de fisuras y tratamientos de
fluoruro para uso en casa.
Los selladores de fisuras son
unos materiales plásticos que se aplican a las superficies
masticatorias de las muelas y premolares impidiendo la entrada de
gérmenes y partículas de comida que causan la caries dental. Cabe
mencionar, que de cada 5 caries, 4 de ellas se encuentran en estas
superficies masticatorias. Las muelas se “pican” fácilmente
porque las superficies masticatorias tienen grietas y fisuras
rugosas que atrapan literalmente los gérmenes causantes de la
caries. Los niños deben de obtener selladores en las muelas
permanentes tan pronto hayan erupcionado por completo en la boca (generalmente
entre los 6-7 años de edad).
Posteriormente, deben de
sellarse los segundos molares permanentes que salen a los 12 años
de edad. Pudiera ser que los molares temporales o de leche
requieran de selladores, sobre todo si tienen grietas profundas
que ameriten su uso. Sellar un diente es mucho más ecomómico que
“tapar” una muela con caries. Poner selladores en muelas sanas hoy,
le ahorrará dinero mañana ya que se evitará que la muelas se
“piquen.” Los selladores pueden durar hasta 10 años con una
sola aplicación.
Una forma severa de caries que
presentan los infantes y niños pequeños, es aquella causada por el
uso frecuente del biberón. La exposición contínua y frecuente a
leche (incluyendo la leche materna), jugos u otros líquidos
endulzados incluyendo el té, ocasiona un deterioro rápido y severo
de los dientes del bebé o niños pequeños. Los azúcares en estos
líquidos son usados como fuente de energía por las bacterias que
se encuentran en la placa bacteriana. Las bacterias a su vez,
producen ácidos que atacan el esmalte de los dientes. Cada vez que
su hijo/a toma un líquido que contiene azúcares, los ácidos atacan
sus dientes por lo menos durante 20 minutos. Después de varios de
esos ataques, puede que aparezca la caries dental. Todos los tipos
de azúcares, incluyendo aquellos encontrados en la leche, fórmula,
jugos de fruta y líquidos azucarados, pueden causar que las
bacterias de la placa bacteriana produzcan ácidos. Sin embargo, no
es sólo lo que usted pone en el biberón de su bebé lo que causa la
boca de biberón, sino cuán a menudo y por cuánto tiempo los
dientes del niño están expuestos a ácidos causantes de deterioro.
Es por eso que ofrecerle a su niño un biberón que contenga esos
líquidos varias veces al día como calmante, no es una buena idea.
Es por eso que permitir que su niño se duerma con un biberón
durante la siesta o de noche, puede causar gran daño a los dientes
del niño. Durante el sueño, el flujo de saliva disminuye,
permitiendo que los líquidos del biberón se acumulen alrededor de
los dientes del niño por largos periodos de tiempo.
¿Cómo prevenir la boca de
biberón?
Algunas veces, los padres no se
dan cuenta que los dientes de un bebé son susceptibles al
deterioro tan pronto como aparecen en la boca. Cuando se nota el
deterioro, puede que sea muy tarde para salvar los dientes del
niño.
Usted puede evitar que suceda
esto a los dientes de su niño aprendiendo cómo protegerlos.
Después de cada comida limpie los dientes y
encías del niño con un trapo húmedo o una gasa para quitar la placa
bacteriana. Continúe esta práctica hasta que la mayoría de los
dientes de leche hayan erupcionado. Entonces, comience a cepillar y
a usar el hilo dental.
Nunca deje que su hijo/a se duerma con un biberón
que contenga leche, fórmula, jugos de fruta o líquidos azucarados,
incluyendo el té.
Si su niño necesita un calmante entre comidas, en
la noche o durante las siestas, llene un biberón con agua simple o
bien déle un chupón limpio recomendado por su dentista o pediatra.
Nunca le dé un chupón con miel.
Evite llenar el biberón de su niño con líquidos
tales como agua con azúcar, gelatina dulce o refrescos.
Asegúrese de que su niño tome el fluoruro
necesario para tener dientes resistentes al deterioro. Si el
agua de su comunidad no contiene la cantidad apropiada de fluoruro,
pregúntele a su odontopediatra en qué forma su niño debería recibir
el fluoruro.
Empiece las visitas al odontopediatra al año de
edad y continúelas regularmente cada 6 meses.
Existe una gran variabilidad en
los tiempos en que le saldrán los dientes a los bebés. A algunos
bebés les pueden salir los dientes muy rápido, sin embargo, otros se
pueden tardar. Por lo general, el primer diente sale entre los 6-9
meses de edad. Puede haber niños que al año todavía no les haya
salido ningún diente, sin que esto se considere anormal.
Los dientes de los bebés se
empiezan a formar durante el embarazo. Los dientes primarios constan
de 20 dientes. La erupción varía mucho entre las personas. La
dentición permanente consta de 32 dientes incluyendo las muelas del
juicio. El primer diente permanente suele aparecer entre los 6-7
años de edad.
Limpie perfectamente bien el área afectada.
Enjuáguese vigorosamente su boca con agua tibia y use hilo dental
para remover posibles restos de comida impactados. Consulte al
odontopediatra tan pronto le sea posible. Nunca coloque una
aspirina en contacto con la encía del diente afectado ya que puede
ocasionar quemaduras. Si la cara está inflamada, aplique compresas
frías y contacte al odontopediatra inmediatamente.
Lengua y/o labio cortado:
Aplique hielo al área afectada.
Si existe sangrado, aplique presión con un trapo o gasa limpia.
Si el sangrado no parara y no puede ser controlado, diríjase de
inmediato a urgencias del hospital.
Diente avulsionado (diente
que se sale fuera de la boca a consecuencia de un golpe o caída):
Encuentre el diente. Agárrelo
de la corona y no de la raíz. Enjuague el diente bajo un chorro de
agua si éste se encuentra visiblemente sucio. No frote el diente.
Revise que el diente no se encuentre fracturado y trate de
reimplantarlo en su alveolo. Haga que el paciente muerda un
pañuelo o trapo limpio. Acuda al odontopediatra inmediatamente. Si
no puede reimplantarlo, coloque el diente en un vaso con leche y
acuda al odontopediatra inmediatamente. Cuánto más rápido sea
visto por el odontopediatra, mejores probabilidades tendrá el
diente de ser salvado.
El fluoruro es un elemento que
ayuda a prevenir la caries dental. Las aplicaciones de fluoruro en
el consultorio, disminuyen la caries dental en un rango que va del
30-40%. Estas aplicaciones de fluoruro, por lo general, se
realizan cada 6 meses. Para aquellas personas que viven en áreas
donde el agua potable que consumen no está fluorada, pueden
adquirir por medio de su odontopediatra suplementos de fluoruro en
forma de gotas o tabletas. La reducción de caries utilizando estos
suplementos va del 50-65%. El uso de enjuagues de fluoruro se
recomienda para pacientes mayores de 6 años y es especialmente
útil para pacientes que tienen aditamentos ortodóncicos. El uso de
pastas dentales con fluoruro ha traído como consecuencia una
disminución en la incidencia de caries. Es muy importante
mencionar la cantidad de pasta dental que debe utilizarse al
cepillarle los dientes a los niños. Esta cantidad debe ser del
tamaño de una lenteja. El riesgo de poner una cantidad mayor,
puede ocasionar que los niños pequeños de entre los 2-3 años de
edad se la traguen ocasionando manchas en los dientes permanentes
cuando éstos salgan. A esa condición se le conoce como fluorosis,
que es un manchado o pigmentado de los dientes debido a un exceso
de fluoruro ingerido. El odontopediatra será, el que en un momento
dado determine si su hijo/a requiera de suplementos de fluoruro,
basándose individualmente en las necesidades del paciente y
tomando en cuenta la cantidad de fluoruro disponible al paciente.
Es de suma importancia que la pasta dental que
se utilice, sea recomendada por la Asociación Dental Americana y
que tenga su sello que la avale. Muchas pastas dentales contienen
abrasivos en sus ingredientes que pueden dañar el esmalte dental.
Es importante enseñar a los niños que deben de escupir
perfectamente bien después de cepillarse los dientes para
minimizar la ingesta de fluoruro y prevenir fluorosis dental.
También es importante enseñar el poner una pequeña cantidad de
pasta, básicamente del tamaño de una lenteja.
Con frecuencia, los padres se preocupan por el
hábito generalmente nocturno de rechinamiento de dientes.
Otras
veces, los padres detectan un excesivo desgaste de los dientes;
con frecuencia reportan que el tamaño de los dientes ha disminuido.
Una de las teorías que se cree sea el causante del rechinamiento
de los dientes involucra un componente psicológico. El stress a un ambiente nuevo o diferente, el divorcio de los padres, problemas
en la escuela, etc. puede influenciar a que el niño rechine sus
dientes. Otra teoría se relaciona con la presión del oído interno
durante la noche. Si existen cambios en la presión del oído
interno, el niño rechinará sus dientes moviendo sus maxilares para
contrarrestar estos cambios de presión.
La mayoría de los casos de bruxismo o
rechinamiento, por lo general no requieren de ningún tratamiento.
Si existiera un desgaste excesivo de los dientes, éstos pueden
cubrirse con materiales resinosos para protegerlos. El uso de
guardas dentales, por lo general, no es recomendable para los
niños. La buena noticia es que los niños superan con la edad este
hábito pernicioso que disminuye paulatinamente entre los 6-9 años
de edad para terminarse completamente por lo general entre los
9-12 años de edad. Si sospecha que su hijo/a tiene bruxismo,
consúltelo con el odontopediatra.
El hecho de succionar es un reflejo natural
presente en los infantes y niños pequeños. Los niños e infantes se
chupan el dedo básicamente por dos razones primordialmente: les da
placer y les da seguridad.
El hábito de chuparse el dedo que persiste
después de la erupción de los dientes permanentes, puede causar
deformación de los maxilares y ocasionar dientes chuecos.
Generalmente, la gran mayoría de los niños, deja de chuparse el
dedo antes de los cuatro años de edad, la razón siendo que cuando
entran al kinder, no es muy bien visto por los demás compañeros.
El uso prolongado del chupón también ocasiona
trastornos en la dentición al igual que chuparse el dedo. El
chupón debe de dejarse cuando se cumplen los dos años de edad como
máximo.
Algunos consejos para que su hijo/a deje de
chuparse el dedo:
No lo regañe cuando se chupe el dedo;
por el contrario, felicítelo cuando no se lo chupe.
Los niños se chupan el dedo cuando
sienten inseguridad. Corrija las causas de la ansiedad y de la
inseguridad.
Prémie a sus hijos si no se chupan el
dedo, especialmente durante periodos difíciles como cuando tienen
que separarse de los padres.
Si lo anterior no funciona, consulte
al odontopediatra sobre uso de aparatos rompehábitos.
Hoy en día ya no es causal de
sorpresa encontrar a pacientes con piercing en la lengua, los
labios e incluso, las mejillas. Lo que sí es sorprendente es el
riesgo de infección que puede traer. El piercing puede traer como
consecuencia: dolor, inflamación, infecciones, dientes fracturados
y daños a los tejidos blandos. La Asociación Dental Americana no
recomienda piercing en la cavidad oral y tejidos circundantes.
Desde muy temprana edad es
factible predecir si un paciente va a ser candidato a desarrollar
una mala mordida o que sea necesario que utilice aditamentos
ortodóncicos. La buena noticia es que se pueden minimizar
problemas ortodóncicos futuros si los pacientes son revisados
desde temprana edad.
El odontopediatra puede
interceptar problemas en la dentadura durante las revisiones
periódicas. Su odontopediatra le informará dependiendo de cada
caso individual el momento ideal para recibir tratamiento
ortodóncico.
Los protectores bucales son
unos aditamentos plásticos que se colocan en la boca y que deben
de utilizarse durante los deportes de contacto para prevenir
traumatismos dentarios. Estos protectores bucales previenen
fracturas en los dientes y minimizan las laceraciones a los labios
y a la lengua. Pregunte a su odontopediatra acerca de los
protectores bucales si su hijo practica algún deporte de contacto.